No quieres decirme por qué
las escamas de tu piel se han vuelto grises
—es como si la última capa de tu materialidad visible
se cansara de observar al polvo volar sin alas
y prometiera seguirlo tan pronto fuera posible
igualar una de sus expresiones.
Pero aún así eres bello:
silueta gris que pare figuras al viento,
pues para ti perder
no significa renunciar
y ya bajo el inquieto remolino de lo perdido
sientes vibrante ansia de tu futura expansión.
(Imágenes del final que aguarda a todos por igual.)
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