(Te pienso a cada respiro.)
Adivina qué he visto hoy en las cicatrices de tus manos cansadas de golpear ventanas frías que dan al parque donde miras al rocío rezar: he visto a tu esperanza esperar tanto tiempo que ahora encuentro difícil mirarla sonriendo.
Lo sé, sólo cumple con su deber, y de no ser así yo la sustituiría sin un minuto dudar
—cualquier cosa es mejor que dejarte a la deriva en un mundo sin cielo.
Ahora duermo y trato de no respirar
(contra toda lógica mis pulmones necesitan descansar).
No hay comentarios:
Publicar un comentario