viernes, 17 de diciembre de 2010

Cerca de ti tiemblo

Faro que en la distancia interrumpe horizontalidad perfecta
con inhumana crueldad sumergida en humo violeta.
Previsto azar asfixiado cual pajar en incendio cautivo
causó el desprendimiento temido de los botones que denunciaban tu estado.
Madeja perdida en el fuego
                                            —simple y severa sorpresa—
esperaba tranquila junto al sauce con ojos vacíos de cometas.
No importa qué digas ahora, cualquier oferta será insuficiente,
sólo recuerda que en la distancia todo resulta incongruente.

Con arreglo a ti me defino

Revivo la noche en que imponente enemigo se llevó la seguridad que tu cuerpo traía a mis ingenuos tobillos, liberando mi voluntad para temer de nuevo.
Temí que el silencio proclamara injusto decreto, obligándome a borrar mil versiones de historias que ya no te cuento, y las convertí en estímulos táctiles más suaves que piel de ciervo.
Temí que el olvido recordara contar mi secreto a gotas que crean enredos con hostiles intenciones (afirman que ya no te siento), y diluí sueños frágiles en lluvia que  a diario hiervo. 
Temí que el tiempo ignorara borroso boceto que dibujaron mis dedos al obedecer sensaciones bañadas en tu deseo sediento, y tracé líneas volátiles en alas de negro cuervo.
                                     “Si describes tus temores uno a uno se irán” —aseveró mi imponente enemigo, pero nunca me advirtió que a la par de mis temores tú te habrías ido.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Con objeto de ti gramática invento

Libélula enfrascada en latir de insaciable seducción descubierta por mi no-ser primigenio: deseas convertirte en canción.                                               Preguntas si perecerás asfixiada, pues temes ser sólo fracción de un segundo en el milenio que evade tu percepción.           Te precipitas cegada por el color de tu decepción y cual avión de aluminio, te estrellas a la perfección.
Sangre verde derramada recrea la sensación
de estar en el dominio de la libélula que fue canción.

Debajo de ti sueño

¿Por qué hablas de eternidad y juras por las estrellas? No quiero eso de ti,
pues en el fondo sabemos que aun las estrellas han de morir.
Ahora mismo si las miras te pueden engañar 
 —lo que ves puede ser un mensaje póstumo,
pues muchas no brillan ya.
Admite que somos en cuanto a tiempo cercanos a nada…                   O mejor no digas más, tan sólo besa mi alma:
tu casi inexistencia me ocupa y por eso mi existencia te llama.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Delante de ti espero

Inmóvil, paralizado bajo el peso del tiempo en la forma que más daño te causa:
                                                      Resequedad que lentamente traspasa capas de intentos ajenos por aliviar heridas deseadas.
                                                      Trazos de experiencia resultan en sabiduría insospechada desafiando la crueldad del viento en vano juego reduciéndote a nada.
                                                      Sustancia atmosférica resbala preñada de pequeños mundos que florecen y matan.
Mas esto no es nuevo,
a cada segundo pasa y estar consciente de ello no te ayudará a encontrarla.

Dentro de ti no habito

Estuche azul que guarda el crecimiento de tus uñas,
a unos metros del sauce compañero de mis dudas.
Finalmente has podido ver de su tronco la ruta,
que se desprende y abraza tierra alrededor de tu tumba.
Pero guarda esa alabarda que con tanta pasión empuñas
—no lograrás enterrar el cauce del torrente que ahora sudas.
Tal vez hayas perdido el rumbo en profunda gruta,
aguardando a esa raza de humanos que se derrumba.
Mas no te preocupes,
pues siempre has de encontrar a través de la raíz de mi árbol el camino para regresar.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Después de ti el infierno

Visitemos lejano jardín habitado por canarios bicéfalos
que alegremente ensayan dulces melodías
cuando extraños se aproximan.

Interesante será comprobar
que a pesar del tiempo diluido en nuestro sudor mezclado
aún eres un extraño
que no ha podido aproximarse
                            lo suficiente.

Caída en pozo sin fin adornado con rosas sin pétalos
cuyas duras espinas rayan en la locura de tantos días
transformados en los pocos años que tus memorias lastiman.

Sé que todo perecerá y ya no habrá que pensar
en ciclos concluidos o esplendores acabados
—ni siquiera en el daño que tu compañía me ha causado.

Pero eso será hasta que me prestes tus gafas color pantano
y el mundo se vuelva interminable desfile de canarios degollados.


Detrás de ti iría

Hace tiempo que llegaste a mis noches, aunque no dejas marca en la almohada;
mi piel huele a tu aroma como si de tu hálito estuviera bañada.
Pero,
¿por qué no recuerdo tu rostro, si mis ojos no pueden haberte ignorado?
Parece que no quieres que sepa quién eres,
aunque el calor de tu cuerpo en mi cuerpo has dejado.
Ciegas mi vista cuando estás presente,
y a cambio agudizas mi tacto
—tocas cuerdas que ignoraba existían y desbordas mi centro cual magma hirviente:
escribes con tu presencia una sinfonía de notas mudas que  vibran sólo en mi mente.
                                       De día te busco sin conocerte, pero sé que de estar cerca te sentiría:
concibo imposible pasar a tu lado sin que el universo grite que eres el ser
cuyas manos mi alma han fraguado.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Encima de ti el cielo

Te veo a través de la ventana corriendo bajo la lluvia. Las velas dentro de casa no dejan lugar a dudas: tu corazón tiene frío y por eso el mío lo busca. Finalmente abres la puerta, pero al entrar titubeas —la calidez del recinto asusta a tu alma yerta.

Tomo tu mano y te guío al lugar que sabes espera.

La camisa pegada a tu pecho mi universo representa; acaricio los botones antes de quitarte las prendas, mas temes hacer lo mismo con las cintas que me enredan.

Tus sentidos
conocen la ruta al espacio que sin voz te llama:
innecesaria resulta la brújula aunque la oscuridad reina en la cama.

Tus manos
tienen estrellas que iluminan y apacientan
cuando corren por mis muslos dejando sobre mi piel su estela.

Tu boca
tibia miel derrama, colmando la mía que no clama;
mi voz se disuelve en gemidos que bebes de mi garganta.

Tu olfato
mi contorno contiene y me dibujas con cada respiro,
inhalas la esencia de mi alma, exhalas un aliento que es mío.

Tus ojos
miden nuestro horizonte que a dos cuerpos se reduce
mas cuando estamos unidos nuestro horizonte al infinito conduce.

Tus oídos
mi latido perciben marcando el compás del abrazo
hasta lograr vaciar tu presencia convertida en indeleble trazo.

lunes, 29 de noviembre de 2010

En cuanto a ti me pregunto

Teme interrogar al borde de su hoja acerca de la expansión de tu universo, pues sabe que su conocimiento ondulado se estrellará contra la ignorancia planeada cual maraña de raíces falaces que fragmentan el centro de su esfera.
                                                                         Ahora se le antoja seguir el proceso inverso y probar que la pluma roja teniendo papel tan terso dulce historia ha alterado.
                                                                                                             Pluma por otro empuñada, no escribe lo que haces, reduciéndola casi a nada, creando crueles desenlaces que prolongan más su espera.
                                               Entonces se escucha el disparo…

En pos de ti mi sendero

Olores mezclados con un propósito,
cadencia interna acerca el momento final,
movimientos acompasados se aceleran                                
                                                           y silencian palabra insuficientes.

Te doblas bajo el terremoto:
cimientos colapsándose
ante la fuerza que iguala el deseo                                                         
                                                 de perderse en el otro.

Choque de esencias difusas,
materialidad puesta en duda
por el ímpetu de un espíritu                                                            luchando contra sí mismo.

Vaivén de sensaciones milenarias
repitiéndose durante un segundo
cada vez que vaciamos el espacio de estrellas
para sustituirlas con perlas líquidas
destinadas a diluirse en el fondo de la nada
(pero así comienza la vida).

viernes, 26 de noviembre de 2010

En virtud de ti mi locura

No hay nada que lamentar, pues tenemos los recuerdos. ¿Y si muere la memoria? Muchas más cosas han muerto y el mundo no termina, aunque quizá debería hacerlo —para qué añorar la vida si es algo pasajero, y el dolor de la partida es un cierre siempre perfecto.
Mientras tengas tu memoria,
mientras tenga mis recuerdos,
continuaremos la obra que iniciamos al conocernos:
con los besos de otros labios, con los trazos de otros cuerpos,
completaremos el lienzo del cual fuimos boceto.

Frente a ti soy

Respira de nuevo con los ojos abiertos —caminar a tientas es juego de niños, y tu infancia ha quedado atrás. Volver sobre tus pasos es ahora imposible: el polvo se ha asentado en el último segundo borrando leve rastro de tu triste vagar.
                                                                                       Sabes que muevo tus pasos inciertos porque quiero que sientas diferentes cariños poseedores de constancia que ya no ignorarás. Por eso llena los vasos con orgullo ostensible, pues nadie ha contado historias del mundo como las que arrastro para contigo jugar.

¿Respiras con los ojos abiertos? No importa ya.
La oscuridad nos circunda sin mostrar diferencia;
caminar a tientas no es cuestión de voluntad.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Fuera de ti muero

Sabes que nunca los vi acompañando tu féretro:
los escarabajos me distraían contándome sus secretos.
Tan importantes comentarios me hicieron tu muerte olvidar,
y no pude decirte adiós, no pude tu rostro mirar.
Extraño: no recuerdo cómo era tu parte tangible                        
—ahora sin cerebro tienes razón y sin corazón sentimientos.
Pienso en tu nombre… ¿con quién estoy hablando ya?
Los escarabajos me tranquilizan:                           
                                                 tu nombre no te contiene más.

Gracias a ti descubro

“Has hecho a mi almohada toser” —me dijiste serio un día, y no supe qué decir, pues tu almohada aún tosía. Tal vez el frío entró al abrir tu ventana… Pero yo sólo quería que tu habitación refrescara, pues sobre el suelo se apilaban pensamientos muertos que no cremabas. Hacía años vivías encerrado y no me hablabas, tu reclamo me sorprendió en ausencia de palabras. “Ya no importa —concluiste—; es  una almohada delicada: hace apenas unas noches comentó que el calor la sofocaba.”

A merced de ti siento

Muerte crónica:
Malestar que comenzaste a desarrollar el día en que percibiste la falsedad de la más perfecta delicia. No hiciste más que sonreír dándole la bienvenida a quien te ha de acompañar durante el resto de esta travesía, haciéndote comprender el devenir en que la verdad anida con la esperanza de no dañar el frágil sentido de la poesía.
Serenidad agónica te invade, y no puedes siquiera atrapar el tiempo sin huesos en que no hay edad para un corazón sin malicia.
Debes agradecer tu suerte: falsedad y verdad conviven en un espacio donde la existencia es relativa.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Junto a ti respiro

¿Olvidas cómo eras? Peregrino de pasos breves, extasiado ante rehenes inertes en  armadura a punto de emprender el vuelo. Creciste en un universo donde las convenciones humanas son el único grano de sal sobre la cola de un ave que agoniza tras rejas inexistentes.
                    ¿Recuerdas paciente espera? Siempre pensando en leves realidades echando suertes, listas para irse junto a partículas que dejan el suelo. Viajero de juicio terso, te gustaba pintar las mañanas de color poco elemental pues afirmabas que la clave tiene dimensiones aparentes.
                                     Pero admiración no describe lo que me causabas —fui testigo incapaz de medir la creciente distancia entre tu anhelo móvil y una realidad estática.

Lejos de ti el vacío

Regreso porque me esperas aunque no me lo digas —las lágrimas del viento no cuentan mentiras.
        Te pienso sentado en el borde de una flor de mi móvil,
balanceándote sin prisa
sobre un pétalo rojo y preguntándote por qué
                                   no creaste nubes de colores a tu antojo.
Recuerdas: para no teñir lluvia o nieve,
pues los ríos ríen más cuando corren transparentes,
 y te gusta observar desde la altura a tus peces.
Pero hay dos momentos del día en que color les concedes a través de un sol que sabe de arte sin pinceles.
                Regreso porque quiero que me cuentes cómo era la belleza antes de caer  en mortales (por humanas) redes        
                                                                                                        

Por causa de ti cambié mi esencia

Sueño
deslizar renovado sentido del olfato
sobre el sendero que un constante ir y venir de hormigas
dejara en la planicie de tu espalda;
            hacer rodar mi planeta con guirnaldas
en el jardín de tu pálida esperanza
y lograr que del ciprés que ahora muerdo broten  gotas de rocío (mi sustento);
           cubrir tu lengua con el ámbar
que descansa en un océano profundo:
mi centro que recibe su sustancia del delirio en que a diario te descubro;
            perderme y ser en tu lienzo
(donde todo es belleza por ser tuyo)
un motivo pequeño que provoque el despertar de tu sentido más agudo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Respecto a ti la inexistencia

(Te pienso a cada respiro.)
 Adivina qué he visto hoy en las cicatrices de tus manos cansadas de golpear ventanas frías que dan al parque donde miras al rocío rezar: he visto a tu esperanza esperar tanto tiempo que ahora encuentro difícil mirarla sonriendo.
                            Lo sé, sólo cumple con su deber, y de no ser así yo la sustituiría sin un minuto dudar
—cualquier cosa es mejor que dejarte a la deriva en un mundo sin cielo.
Ahora duermo y trato de no respirar
(contra toda lógica mis pulmones necesitan descansar).

Aquí tú

Me he acercado lo suficiente a la sombra que proyectan tus sábanas en la azotea para darme cuenta al instante de tus sueños recurrentes. He escuchado con atención creciente tus silbidos que inyectan ritmo a la no tan simple tarea de sacudir viejo estante donde guardas asuntos pendientes. He percibido el correr caliente, sobre arrugas que no te afectan, de la plancha que se marea al saberse tan importante para quien sonríe sin dientes. He adivinado el agua hirviente ahogando bacterias que infectan cualquier producto que sea elegido representante y contenedor de nutrientes.
                                                                  Por eso quiero que sepas: comprendo lo que sientes, y si crees que estás solo, es el espacio quien miente.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Ahora tú

Mientras miraba tus nudillos, sin querer me di cuenta: los días soleados pueden dar lecciones avanzadas de cómo soplar burbujas azules, verdes y rosadas.
                                                                                                                 Recordé al ver tus uñas la colección de canicas que cada verano sacabas para contarles historias y luego hacerlas rodar llevándose tus memorias.

                                                            Vi un trompo girar sobre tu mano abierta recorriendo líneas impresas sin saberlo antes de nacer, de manera que ahora puedo leer los versos de tu ayer.
                           
                                                       Alrededor de tu índice percibí la cuerda de un yo-yo, pequeño ascensor de sueños que nunca se va muy lejos pues sabe que sin ellos serías un marchito reflejo.
                                                                                                                                      Es sólo un juego de niños la vida siempre al final, pero no hay nada más serio que observar sus movimientos y así poderlos descifrar: flota, rueda, gira y se desliza para de repente parar.

Luego tú

Si te pido que cierres los ojos no es porque quiera evitar que me veas, sino porque tu mano sobre la pared fría adquirirá independencia de esa manera.
(Aire tibio se desliza por tu tráquea
siguiendo los designios de paciente espera.)
Segundo perdido, seguido de un tercero que sonríe al conocer su perdición anticipada     
 —esencia de la línea trazada tras tus puertas.
                                                                        Al sentir temblar la nada bajo tus pies aprenderás acerca de relatividades antes veladas: estar depende del pensar, y la conciencia se puede engañar.
Pero no vale la pena.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Entonces tú

¿Olvido? Extraña dimensión velada que a diario consume  pequeños fragmentos de vida que ya no necesitamos.
                                             Antiguo reloj de arena cierne recuerdos volátiles con ritmo suave y constante, pero jamás su fondo llena.
                                                                        Antes que tu memoria evada momentos que nunca pasamos bajo esa luz encendida que alguna vez imaginamos, dibuja nuestra creación serena con sutiles líneas táctiles y atrapa en cualquier instante tan sólo un grano de arena. No importa si tras un segundo decidimos que ni siquiera nos conocimos.

Pronto tú

No quieres decirme por qué
las escamas de tu piel se han vuelto grises
—es como si la última capa de tu materialidad visible
se cansara de observar al polvo volar sin alas
y prometiera seguirlo tan pronto fuera posible
igualar una de sus expresiones.
                                              Pero aún así eres bello:
                                              silueta gris que pare figuras al viento,
                                              pues para ti perder
                                              no significa renunciar
                                              y ya bajo el inquieto remolino de lo perdido
                                              sientes vibrante ansia de tu futura expansión.
(Imágenes del final que aguarda  a todos por igual.)

Tarde tú

Sé que estás más cerca de mí que la materia de mis errores, origen sin nombre de líneas y puntos en combinación (incógnita indescifrable, pero desde siempre palpable guiando mis pasos sin aparente razón).
Sonríes porque no entiendo cuando me hablas de lo que siento  —es gracioso cómo el cerebro se ha desconectado del corazón.
                                                                                                     Por fortuna eres paciente: suspiras y me abrazas sabiendo que soy producto de tu cariño sin condición.

lunes, 30 de agosto de 2010

Así tú

Escuchas al sol sonreír mientras se pone y cambia de color, pues la hora que trae la noche le hace un poco de cosquillas. Proyecta sombras violetas que la tierra no ha de olvidar: cada figura inquieta eternidades ha de vagar. Ahora comienza a sentir cómo lo invade el sopor, pero antes de irse a  dormir hace derroche de colores y pinta maravillas.
Entonces llega la luna  a eterno rito completar:
                                                                 desde que tiene memoria ha sido su forma de amar.
Amantes que se persiguen y sólo con luz se han de tocar —la luna sólo se muestra cuando el sol la puede dibujar.

Casi tú

Representación imaginaria del daño latente que tu devaluada certeza ante la vida no puede desvanecer; y aunque pudiera, la memoria profana de frágil complexión no sería lo suficientemente oscura para ocultar el gemido que captura cada rastro desviando hacia ella.
Ahora la estrategia se vuelve evidente,
                                                       y aunque la consideras insuficiente no importa tu parecer.
Cuántos sonidos diera por completar la composición de expresión tan simple que sanara tu estructura lastimada por fugaz centella.
                                                         ¿Por qué guardar silencio si tengo suficiente en reserva? Basta trenzar el sonido bicolor para hacer surgir la vacuidad que ha ocupado tu frente.

martes, 24 de agosto de 2010

Acaso tú

Has caminado desnudo con los pies mojados sobre rocas desérticas. Tu rastro me guía al dolor de no haberte encontrado —te hundiste antes de que te tocara. Quizá temías ahogarte en ciudades despojadas de arena por aparentar pulcritud que no se contagia al alma.
El desierto de noche es tu origen, me confesabas anoche temblando: fue cuando percibí el olor a frío que en tu piel iba aumentando. No era frío de desierto nocturno, sino de soledad arraigada: necesitabas romper el cristal de nuestro reloj antes de que se vaciara.

lunes, 23 de agosto de 2010

Despacio tú

Te veo sumergir las manos en torrentes de luz líquida
mientras esperas capturar posibilidades menos dolorosas
que la imposibilidad de bailar como hojas al viento.
Instante en que percibes mi presencia:
alzas la idea cubierta por mil cabellos plateados
e igual número de mensajes
susurrados al ombligo del único rinoceronte
que fue tu amigo.
Admirabas su fuerza,
capaz de derribar los más sólidos equinoccios
sin perturbar a los dioses que hace tiempo te observan
y reúnen valor para atreverse a preguntar
por qué sumerges las manos en torrentes de luz líquida
—te contraría su silencio.

Y tú

No trates de elevarla mientras corres cuesta arriba —hilos enredándose en los tallos de flores que observan impasibles la herida que profundiza más en tu alma con cada intento fallido.
(Nadie te dijo que hay terrenos más propicios,
nadie habló de declives en conspiración contra tu anhelo;
nadie supuso que soñarías con elevar una cometa atada a tu corazón…)
Navegación aérea de consecuencias fatales:
                                                                     horizonte multiplicado por el nombre del viento, semillas regadas más allá de la voz del trueno, turbulencia no presenciada desde el origen del universo.
(Nadie supuso que lograrías elevar una cometa atada a tu corazón.)

domingo, 22 de agosto de 2010

Mas tú

Si decido navegarte desafiando la furiosa tempestad reflejada en tu respiración, hay algo que no debo olvidar: la curvatura de tu horizonte requiere una perspectiva de ojos cerrados.

                                   Gélida bruma se extiende cubriendo violentas mareas en diálogo con la luna llena, enfriando ciega deriva que al final me hará encallar en la orilla de esa isla lejana que nunca has querido explorar.

                                  Entonces podré llamarte sin temer a tu soledad, inmensa y frágil noción que te ayuda a continuar —que cual viejo polizonte posee su respectiva carga de deseos negados.

                          Gracias a eso comprendes la importancia de tareas sin sentido que valen la pena: encontrar esa ínsula viva, donde también he de hallar olvidada fuente que mana palabras que quieres ahogar.

viernes, 20 de agosto de 2010

Sino tú

Recuerda lo que sientes en los momentos de mariposa:
minutos golpean las paredes y su eco te incomoda.
No puedes hacer nada, la gente ya no se nota;
cada quien sigue su rumbo con paradas que no importan.
                                                Egoísmo es como lo llaman,
soledad será la consecuencia.
Decides tomar tu turno y continuar la partida, sonriendo porque al final sabes que nadie lleva la cuenta.

Pues tú

No sabré qué decir cuando tu tibio aliento cuestione mi incapacidad para percibir tu suave caricia en forma de espuma.
                 Trataré de hacerte entender que mi sol sale y se pone al ritmo del deseo de retener nuestra historia que a diario se esfuma.
                                               Pero no podré contar nada que tu sentimiento perdone, pues necesario sería atrapar palabras más ligeras que una pluma.
                                                                  En mis manos quedará el color de la desnudez que tu alma impone, y mis labios guardarán el sabor del ámbar que tu lengua exuda.

Con tal que tú

¿Sabes a dónde vas?
Todo lleva a suponer que sí:
llegas y te sientas sin siquiera saludar.

El bulto sobre tus rodillas hace que me pregunte
qué lugar buscas con ansia
o qué lugar pretendes dejar.

Miras tu reloj, nervioso; parecieras querer volar
—tal vez alguien te espera
y sabes que no valdrá de nada todo este viaje
si se cansa de esperar.
Entonces aborda un hombre,
pero no para viajar: se para justo a tu lado
—no necesita llamar.

Lo miras y te levantas:
noto tus manos temblar; sin decir nada se alejan
(no es fácil escapar). 

sábado, 14 de agosto de 2010

Aunque tú

Siempre en el fondo la soledad
—cantas sin percibirlo al ritmo de historias sin importancia;
a menos que el latir de su corazón se convierta en voz que también canta,
logres cortar  su respiración haciéndole percibir el filo de las palabras,
reaccione su piel al contacto con tu materia pronunciada.

Sólo entonces sabrás que no estás solo:
su soledad te acompaña.

Si bien tú

Tus dedos lentos palpaban tibias gotas de cera;
acariciabas oraciones que esperabas pronunciar.

La flama creaba metáforas,
buscaba sustituir con imágenes inverosímiles
tu extinto deseo de seguir.                  

Tus ojos incineraban atentos la vida entera,
exploraban tentaciones que nadie quería aceptar.               

Imaginabas sentir estáticas ideas sus alas batir:
mariposas nocturnas sin límites reían antes de morir.

Todo giraba alrededor de esa vela encendida
como única fuente de luz durante una tormenta indebida.

viernes, 13 de agosto de 2010

Tal como tú

Si esto es todo, mejor nunca haber comenzado:
te miro y siento el alma vibrar como pez por anzuelo traspasado.

De cada tremor veo surgir una nota,
con cada espasmo modelo la sombra de tu sabor,
               trato de describir lo imperceptible
        excepto para quien se complace en mi dolor.                                       

Criatura simbionte de mi alma, te necesito para viva continuar
—ambos sabemos que sólo a través de ella es posible el mundo descifrar.

jueves, 12 de agosto de 2010

Tan tú

Rumores de perfección
                                     llegan hasta los cimientos de tus columnas
en medio de una desafiante guerra digital
                                          mientras violentas inocua esperanza (que al final yace sangrante).

Plasma de escándalos,
obsesiones taurinas
que hablan del submundo como un espectáculo
de esculturas inaccesibles.

Música de frustración callada traspone los cerros
desatando náuseas malditas, restos de inseguridades solitarias,
perversas,
                inconfesables.

(Si le tomas el pulso a tu espíritu
en esos momentos de apacibilidad violeta
toda tragedia humana termina
al darte cuenta que el más complejo drama
encierra sencilla comedia.)

martes, 10 de agosto de 2010

Así que tú

Despierta y dime que el soplo de tu ligera presencia nunca terminará,
que cual pluma libre de peso borrará inquietudes que nunca debieron tocar  profundidades donde yace
                      indefensa mi versión de la realidad.

                                                            Háblame con cada gota de lluvia que golpea contra mi ventana en las tardes de verano, sin debilitar las manecillas que sujetan el corazón.
                                                                                                                  Demuéstrame que el torrente de tu anhelo es suficiente para desbordar con un roce el ansia suave que no ha querido danzar, por temor a deslizarse al sin-fondo de la oquedad.
                                                                                                          Hazme olvidar el tiempo que no marca nada, con agujas que a diario giran alrededor de un eje establecido sin convicción.
                 
                                               Susurra al oído del viento palabras que no he de escuchar hasta que el viento regrese de largo peregrinar, y las deposite en el fondo de mi frágil seguridad.
                                                                                                                           Recuérdame que la vida es dulce savia: no importa si el mañana parece un punto lejano despojado de maravillas que causen alguna emoción.

                                                       Convénceme:
                                                                           el final será ejemplo de inoportuna mascarada interpretada por los que miran cómo la existencia se teje sin sentir satisfacción.

Sé que nunca querrás hacerlo, pues ello implicaría abandonar el estado que consideras perfecto —inútil genio en gestación.

Para que tú

Sabes cómo es la vida —sabes que te has perdido
cuando no encuentras la luz que debería señalar el camino.
Hay viento que te lleva consigo, pero no quieres ir:
supones que el viento al final llega a lugares de donde no puedes salir.

Pero, ¿quién te lo ha dicho?
Al viento he acompañado,
y aunque ha enfriado mi piel muchas cosas me ha enseñado.

¿Sabes que hay un punto  en que el mar no tiene fondo?
Los peces nunca regresan, pero no llegan tampoco
                                                                           al límite de su universo;
solamente descienden
(pero eso les importa poco).

¿Sabes que el cielo nos puede mirar sin ojos?
Al igual que sonríe sin boca cuando descubre que estamos locos
–nuestra locura le pinta enormes cuadros al óleo.

¿Sabes que la tierra no es redonda?
Lo descubrí hace poco:
no tiene figura fija pues no tiene masa tampoco;
su forma es un invento de quienes creen saberlo todo.

¿Sabes cómo es la vida?
En realidad sabes tan poco.

A fin de que tú

Te escucho y no creo que tengas algo mío
aunque me digas que los libros del tiempo
has descubierto. En alguna página que no recuerdas
(hasta tu memoria me traiciona)
calculaste mi lengua y mediste tu espejo
—tengo ojos para verte pero no eres visible
pues el libro apenas has hojeado.
Detente en el índice, ubica el fragmento:
necesito que me leas antes de que el agua borre lo escrito
(el diluvio se acerca y arrastrará toda línea no rescatada).
Si encuentras tu origen sigue el paso
de personajes ficticios, pues de mí han nacido;
su saliva me cubre
y quiero que la tuya colme mi ombligo.

Eres mi principal personaje, ¿no te lo habían dicho?:
mientras me lees te concibo.