Olores mezclados con un propósito,
cadencia interna acerca el momento final,
movimientos acompasados se aceleran
y silencian palabra insuficientes.
Te doblas bajo el terremoto:
cimientos colapsándose
ante la fuerza que iguala el deseo
de perderse en el otro.
Choque de esencias difusas,
materialidad puesta en duda
por el ímpetu de un espíritu luchando contra sí mismo.
Vaivén de sensaciones milenarias
repitiéndose durante un segundo
cada vez que vaciamos el espacio de estrellas
para sustituirlas con perlas líquidas
destinadas a diluirse en el fondo de la nada
(pero así comienza la vida).
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