miércoles, 24 de noviembre de 2010

Gracias a ti descubro

“Has hecho a mi almohada toser” —me dijiste serio un día, y no supe qué decir, pues tu almohada aún tosía. Tal vez el frío entró al abrir tu ventana… Pero yo sólo quería que tu habitación refrescara, pues sobre el suelo se apilaban pensamientos muertos que no cremabas. Hacía años vivías encerrado y no me hablabas, tu reclamo me sorprendió en ausencia de palabras. “Ya no importa —concluiste—; es  una almohada delicada: hace apenas unas noches comentó que el calor la sofocaba.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario