lunes, 22 de noviembre de 2010

Lejos de ti el vacío

Regreso porque me esperas aunque no me lo digas —las lágrimas del viento no cuentan mentiras.
        Te pienso sentado en el borde de una flor de mi móvil,
balanceándote sin prisa
sobre un pétalo rojo y preguntándote por qué
                                   no creaste nubes de colores a tu antojo.
Recuerdas: para no teñir lluvia o nieve,
pues los ríos ríen más cuando corren transparentes,
 y te gusta observar desde la altura a tus peces.
Pero hay dos momentos del día en que color les concedes a través de un sol que sabe de arte sin pinceles.
                Regreso porque quiero que me cuentes cómo era la belleza antes de caer  en mortales (por humanas) redes        
                                                                                                        

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