viernes, 17 de diciembre de 2010

Con arreglo a ti me defino

Revivo la noche en que imponente enemigo se llevó la seguridad que tu cuerpo traía a mis ingenuos tobillos, liberando mi voluntad para temer de nuevo.
Temí que el silencio proclamara injusto decreto, obligándome a borrar mil versiones de historias que ya no te cuento, y las convertí en estímulos táctiles más suaves que piel de ciervo.
Temí que el olvido recordara contar mi secreto a gotas que crean enredos con hostiles intenciones (afirman que ya no te siento), y diluí sueños frágiles en lluvia que  a diario hiervo. 
Temí que el tiempo ignorara borroso boceto que dibujaron mis dedos al obedecer sensaciones bañadas en tu deseo sediento, y tracé líneas volátiles en alas de negro cuervo.
                                     “Si describes tus temores uno a uno se irán” —aseveró mi imponente enemigo, pero nunca me advirtió que a la par de mis temores tú te habrías ido.

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