¿Sabes a dónde vas?
Todo lleva a suponer que sí:
llegas y te sientas sin siquiera saludar.
El bulto sobre tus rodillas hace que me pregunte
qué lugar buscas con ansia
o qué lugar pretendes dejar.
Miras tu reloj, nervioso; parecieras querer volar
—tal vez alguien te espera
y sabes que no valdrá de nada todo este viaje
si se cansa de esperar.
Entonces aborda un hombre,
pero no para viajar: se para justo a tu lado
—no necesita llamar.
Lo miras y te levantas:
noto tus manos temblar; sin decir nada se alejan
(no es fácil escapar).
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