Di que sí como si entendieras, como si pudieras romper la barrera
de percepciones formadas con el tiempo, como si fueras un niño que nunca ha preguntado a dónde van las nubes, pues lo sabes de antemano.
Tal vez no sea tarde, tal vez no te hayan cambiado tanto como para no recordar: las nubes no se van, regresan de un viaje que les ha dejado más preguntas que respuestas; pero eso no importa,
pues a nadie pueden hacerlas —del tiempo cuando hablábamos con las nubes ya no guardamos memoria (tal vez porque ellas aprendieron a hablar un lenguaje que los humanos nunca podremos descifrar).
¿Mala intención? No creo que la tengan, es sólo que perdieron interés cuando empezamos a cuestionar el origen sus historias. No pudimos creer que hay un mundo sin gravedad donde las figuras cambian sin mayor consecuencia: hoy puedes ser un dragón, mañana una abeja reina.
Di que sí como si me creyeras, y no olvides decirle al enfermero que hoy amanecí más cuerda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario