sábado, 29 de enero de 2011

Entre tus nervios

Ladrido ahogado afuera de mi ventana  me recuerda la vez primera que mordiste mi alma. ¿Cómo sabes lo que veo si aseguro haberte quitado mis ojos la última vez que bailamos?

En la penumbra no supiste realmente qué había pasado, pensaste que solamente para sentirte te había abrazado. Quería sentirme a mí misma en la forma que tú me habías dado, quería recuperar la vista que creías te había regalado.
                                                                                      Y teniendo ya mis tres globos (oculares y terráqueo), no fue difícil partir flotando al lugar que para ti no existe pues de su geografía nunca hablamos.
                                           La única forma de hallarlo sería abriendo mis ojos cerrados, pero no tras de mis párpados sino en libros sellados.
Por eso ahora el perro ladra
—a leer le han enseñado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario