lunes, 31 de enero de 2011

En tu medida

Necesito tu tiempo, verde cual alas de escarabajo, brillante cual ojos de niño,
transparente cual suave gemido, penetrante cual sonrisa dormida rodando cuesta abajo.

Necesito sentirlo volar sin destino, enredarse en tus hilos, escalar mi escepticismo, para que al final sin aliento reconozca  que su carrera ha sido un error desde que fue concebido.

                           Pero quizá la culpa no es suya: clamará que era libre, agradablemente desconocido, hasta que le asignaron unidades imponiéndole monótono ritmo —maldito humano ingenio aburrido: lo ha condenado a ser medido con artificios sin entender su cambiante estado. Tenía historia antes que segundos, acompañaba al sol sin compromiso alguno, hacía caer hojas en estaciones sin nombre y acariciaba la tierra sin esperar nada a cambio.
             Antes de ser concebido…

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